Proyecto “Rescate de especies subvaloradas tradicionales de la dieta mexicana y su contribución para el mejoramiento de la nutrición en México”
Muestra aspectos de la inter y transdisciplina y de sus conexiones con innovaciones diversas, en particular, con la culinaria mediante un recetario de puros quelites.
Quelites
Abrojos, que también son dolores y penas, se llama en España a las malas yerbas que crecen en los sembradíos. En Argentina y Chile le dicen yuyos a las matitas silvestres, y la expresión es cariñosa. En México a las plantas que nacen espontáneamente en la milpa les llamamos quelites, que es un término entrañable porque los abrojos estorban y quizá los yuyos adornen pero los quelites alimentan.
Los abrojos son dolores y penas porque incordian a los monocultivos. La milpa es otra cosa. La milpa es diversidad entreverada y las plantas silvestres que ahí se avecindan son casi siempre bienvenidas.
A los quelites, del náhuatl quilitl, que significa verdura, pues quiltic es verde, se les llama también quintoniles o quiltoniles, que, según mi Diccionario de mexicanismos, vendría de quilitl y tonile, que quiere decir calentado por el sol. En cambio el Nuevo cocinero mexicano en forma de diccionario, de 1854, dice que viene de quiltictliltic, que significa verde y negro, por el doble color de las hojas de algunos quelites. Más prolijo, el Nuevo cocinero añade que se aplicaba principalmente al quilhuaqui, o yerba enjuta, y agrega que de ahí sale quilmulli, que es guisado de yerbas, y también clemole que usamos malamente para designar guisados de chile colorado.
Suplemento informativo de La Jornada
18 de noviembre de 2017 • Número 122 • Año XI
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